sábado, 18 de julio de 2015

jueves, 2 de julio de 2015

Vive, vive bien

Me trasladaba en mi bicicleta, un viaje más, cuando de pronto lo vi, era pequeño, parecía famélico, parecía que tenía poco tiempo de vida.
Me detengo a su lado, como si no pasara nada, nadie advierte nuestro encuentro, ya que es pequeño, muy pequeño, bajo de la bicicleta e intento acercar mi mano, este levanta la mirada y luego se mueve a un lado buscando protegerse. Estaba vivo, estaba lúcido, protegía su integridad, eso me daba buena espina, sentía que podía mantener a salvo. Subo a mi vehículo y sigo mi camino, avanzo pensando en él. Luego empiezo a planificar cómo ayudarlo.
En casa había algo de comida, además llevé un vaso y una botella con agua.
Nuevamente me coloco a su lado, el está en medio de la via auxiliar y la vía principal, sobre el pasto, escondido por el muro que limita el pasto, antes de acercarme vi a un animal que se acercaba por esa zona, no pasó nada.
Coloco la comida a su lado, el percibe su olor, pongo el vaso con agua y lo mira con interés, prefiere beber, aun mantiene vitalidad, eso me da esperanza.

Es la primera vez que en el lugar menos esperado, de modo imprevisto, aparece junto a mí.

La historia de una mascota abandonada