martes, 7 de octubre de 2014

Historias del cerro

Era de noche y sabía que subirían al cerro, pero creo que ya era algo tarde, igual fui directo hacia la zona donde se reunen un momento y suben, llegué y no había nadie, pero dije "igual voy a subir, seguro están arriba", me detuve un momento y lo pensé mientras miraba el pequeño tramo del camino que era alumbrado por la luz amarilla de un poste al borde del camino, miraba al cerro y esperaba ver siquiera la sombra de algún ciclista, nada, nada nada ni una pequeña luz intermitente que siempre usan, bueno, me daré una vuelta - pensé, ya que no iba a subir solo, era mucho riesgo, además eran más de las 8pm, y estaba en el Rímac  regresé por el mismo camino que fui, me quede unos minutos en prolongación Tacna, mirando el semáforo para ubicar a algún ciclista que pase por ahi, nada, volví a acercame a la alameda los descalzos, y observaba una procesión, poco a poco empezaron a avanzar hacia la avenida principal deteniéndose en la imagen santa que estaba en la alameda que daba a Alcazar, luego dije - me voy, pero voy bajando a ver si viene alguien, llegué al Metro de Alcazar y estacioné mi bici, ahi apoyado en la pared debajo de ese muro sobresaliente que me ocultaba estuve no más de 6 minutos, cuando pude ver uno, dos , tres ciclistas y atrás venían 2 más (ya recuerdo exactamente) así que les dije - van al cerro, si - me respondieron, vamos entonces, iba detrás de ellos, llegamos al sitio previo, nos presentamos y al rato empezamos a subir, luego pude ver que en la subida al cerro había un castillo pirotécnico y una imagen era cargada en andas, entonces los ciclistas que bajaban nos decían "no se puede pasar, hay procesión" "esta cerrado" y ciertamente, había una banda de músicos y varias personas en la calle, así que decidí subir suavemente, pidiendo permiso, y todo fluyó normal, luego empezaría la lucha conmigo, cada pedalada (o pedaleada) era valorada para subir a coronar el San Cristobal, el corazón estaba preparado para latir con todo, mientras veía a otro ciclista subir... continuará. ok no acá termina xD

miércoles, 4 de junio de 2014

¡Rastrea tus rutas en bici con tu smartphone!

Hola amigos, hoy les presento la mejor aplicación para poder medir su entrenamiento con la bicicleta, se trata de Endomondo, te voy a enseñar como usarla paso a paso. ¡Prepárate!

Primero descargas la aplicación desde su enlace oficial:
https://play.google.com/store/apps/details?id=com.endomondo.android

Una vez que la tengas, si tienes alguna duda me consultas... sino podemos seguir.


Esto es lo primero que verás.

Ahora tienes que elegir el deporte que deseas practicar.

Tendrás que activar el GPS de tu celular.
Como puedes observar abajo dice "sin señal GPS"

Al lado derecho inferior puedes ver una flechita, si estas conectado al internet puedes ver tu ubicación...

Si eres de los que no tienen internet movil (o sea eres de los nuestros), o solo llevas pocos megas podrás ver tu recorrido desde tu compu al finalizar el recorrido en la página:

¡Ahora todo esta listo, ya puedes empezar!

como puedes observar en las imágenes, una vez que aparezca la seña de que el GPS está listo, podrás darle play e iniciar tu recorrido y este será registrado desde el momento que presiones el botón verde.



el truco es el siguiente, dependiendo de tu ubicación, podría aparecer esta señal de "GPS activado" solamente cuando salgas a la calle.
Asegúrate de que este listo el GPS para que registre todo tu recorrido desde el comienzo, porque de otra manera empezará a reconocer tu ruta varias cuadras después.


 Como puedes ver, el único inconveniente es la publicidad, hay aplicaciones que las pueden quitar, pero si no estas conectado a Internet no te aparecerá la publicidad ;)

 Si sale la siguiente imagen y no sabes que hacer, simplemente presiona el botón "regresar" de tu celular
¡Ahora te reto a que veas como quedó tu primera ruta en la web de endomondo!
Recuerda que puedes interactuar con tus amigos de facebook que tenga la aplicación.
cualquier duda o consulta comentarla por acá o escríbeme a e.g.salvatierra@gmail.com


martes, 4 de marzo de 2014

EL VIAJERO APLASTADO

Un antropólogo en el metropolitano [1]















Un agradecimiento especial a Fanny por haber corregido el texto que van a leer

Etnografía: Los Viajes en el Metropolitano
26 de febrero 2014
La ruta empieza tomando el “bus alimentador del Metropolitano”, al hacer la cola para subir al alimentador y dirigirme a la Estación principal del Naranjal sucede que, a veces, hay personas paradas cerca, que no llegan a abordar, uno se encuentra esperando y ellos no caen en cuenta de estar ocupando la fila del metro; Sin embargo, puede ser que esta sea mi percepción, tal vez yo los haya “puesto” en la fila solo porque me parecía… Esto nos sirve para reconocer percepciones del Ego (yo) y del Otro. 



Hoy solo vi a una persona esperar el bus alimentador, al acercarme procuré mantener una distancia social entre ambos; pues la persona podría sentirse vulnerada o agredida; aquella persona volteó a verme al darse cuenta de que había llegado a la fila, mientras, a lo lejos, se podía ver venir al bus. .



Algunos buses se acercan a una velocidad peligrosa, acelerando y frenando innecesariamente, haciendo “chillar” los frenos y sacudiendo fuertemente a las personas en el interior. Supongo que esto se debe a que ellos salen tarde, a veces salen buses juntos, en una oportunidad pude ver hasta tres buses en simultáneo.

Ya en el bus, y luego de pasar la tarjeta para pagar el pasaje, miro a los lados, tratando de elegir un sitio, pero esto es solo una rutina, porque al final ya estoy orientado a sentarme en el sitio de siempre o por lo menos cerca; últimamente estoy limpiando el asiento del bus, ya que cuando pasas la mano solo encuentras polvo. La poca gente que viaja en ese momento me observa, me doy cuenta de ello, pero no me intimida, es mi derecho viajar en un asiento limpio, y no limpiarlo con el pantalón ni con la camisa. Creo que las personas que me observan piensan “¡oh Dios! ¡mi asiento está sucio! ”, o simplemente les es indiferente, o en otro caso podrían pensar: “que éticoso este muchacho, maricón debe ser”.

Si te sientas para el lado del pasillo, te pedirán entrar al asiento vacío que dejaste, algunas veces lo hacen diciendo “por favor”, otras diciendo “¿puedo pasar?”, y otras sin decir nada. Creo que los peruanos limeños somos especialistas en el lenguaje no verbal, me he percatado que hablarle a una persona desconocida para que haga algo se toma, en muchos casos, como un insulto u ofensa, puede ser exagerada mi interpretación, pero pareciera que estamos muy sensibles al tono de voz. Viajando en un bus “X”, un señor, que se encontraba al lado de la ventana, me pidió darle el pase para salir, de la siguiente manera: con su rodilla tocaba mi rodilla a intervalos de un segundo por tres veces, sucede que en ese momento me encontraba dormido (o en alguna fase del sueño) y este señor ponía la cara de indignado como diciendo “ya joven, apúrese, quiero salir”. Otro día, volviendo a casa luego de una reunión con mi amigos, dos chicas hablaban planeando asistir a una fiesta en el Callao, en una de ellas observé algo raro en su conducta con un pasajero….parecía que le estaba tocando los bolsillos. Ya en la Estación "UNI", bajamos varias personas del bus del Metropolitano para que la gente pudiera salir, mientras ingresábamos nuevamente al interior del bus, observé que un joven se acercaba a la puerta, haciendo un movimiento agresivo con el brazo, como sintiéndose amenazado por los que iban en dirección contraria, al ver esto le dije: “cuidado con el brazo”, esto conllevo a que él se sintiera ofendido y tomara una posición corporal defensiva conmigo, entonces acerqué mi cara a su cara y le dije: “solo te estoy diciendo cuidado con el brazo, qué te pasa ¿estás sensible?”, él no respondió y se quedó en silencio; resulta que el joven ni siquiera bajaba en la UNI ni en la siguiente estación, bajaba casi al final. Ante esta situación que me pareció tan interesante, me he propuesto observar la conducta de las personas y el uso de la comunicación verbal y no verbal en el Metropolitano, tratando de contrastar la siguiente hipótesis: decirle a una persona que haga algo viajando en el metropolitano puede resultar ofensivo para el receptor, por eso la gente prefiere comunicarse sin hablar. ¿Por qué no habla?, considero que no lo hace porque existe, de algún modo, una sensibilidad que está asociada al tono de la voz, y a pensar que si pides permiso te conviertes en una persona “espesa”, la “pituca” u otro estereotipo.

[1]Emulando la portada del libro de Marc Augé. El viajero subterráneo, un etnólogo en el metro.